- Calle Real, barrio Cabrero # 42 - 149 | Cartagena - Colombia
- Horario: Mar - Dom 9:00 a. m. - 4:00 p. m.
Muñecas, de izquierda a derecha:
J D K 257. 8
Simón & Halabic 126. 6
Simón & Halabic 126. 9
Mi primer encuentro con las muñecas antiguas de porcelana fue en el consultorio de mi pediatra. En esos días lluviosos bogotanos, padecí innumerables gripes y enfermedades de la garganta, por las cuales era felizmente llevada al consultorio del doctor Molano y tenía oportunidad de contemplar esas espléndidas muñecas de cabellos rubios ensortijados y largos. La muñeca seguramente era de finales del siglo anterior (1800), hoy podría asegurar que era una Armand Marselle: tenía una preciosa cara de porcelana, con ojos azules y bellos cabellos; deseosa de que una de las niñas – como yo – fuera su propietaria, o mejor, su mamá.
Con el correr de los años, ansiaba que las muñecas que había en la casa de mi bisabuela o mi abuela fueran mías, sin sospechar que luego de 15 años, todas esas muñecas que amé, soñé y – ¿por qué no decirlo? – envidié, llegarían a mis manos por bondad del Señor; de ahí en adelante, todos mis premios, navidades y cumpleaños, traerían una muñeca para mí.
¡Increíble!, al cumplir 15 años mis padres se negaron a que esa Navidad mi aguinaldo fuera una muñeca y decidieron regalarme 2 hermosos aderezos, uno rosado (Rosa de Francia) y otro azul (Aguamarina), fue una Navidad muy triste ya que no iba a tener mis muñecas. Lloré y lloré desconsoladamente: como hija mayor y malcriada, nada me consolaba. Al amanecer del 26 de diciembre, mi padre desesperado salió a comprar mi ansiada muñeca; imagino que llegaría al almacén antes de abrir y luego entraría angustiado a escoger a la muñeca más grande y linda para su “Soquito”.
Así crecí y aún sigo creciendo, mis hijos, en sus viajes por el mundo, buscan siempre una muñeca para mamá, nueva pero de la época que yo amo.
Cuando crecí un poco más y tuve disponibilidad de “pesitos” y total libertad de voluntad, dediqué mi tiempo y mis ahorros a mis muñecas, pues me hacen feliz y me acompañan. Tengo muñecas, no solo de porcelana, también corrientes de celuloide, de trapo; herencias de toda clase: francesas, alemanas, españolas, chinas, de la época de 1830 a nuestros días.